martes, 30 de agosto de 2011

Breve Historia de la Ciencia en España. De la Edad Media al S. XXI.


Breve Historia de la Ciencia en España. De la Edad Media al S. XXI.
Presentaciones del Ies nº5 de Avilés





NO VOLVERÉ A SER JOVEN . Jaime Gil de Biedma. Textos y autores claves de la Literatura española Contemporánea.



NO VOLVERÉ A SER JOVEN .
Jaime Gil de Biedma.
Textos y autores claves de la Literatura española Contemporánea



Jaime Gil de Biedma y Alba
(Barcelona, 13 de noviembre de 1929 - 8 de enero de 1990) fue un poeta español, uno de los autores más importantes de la Generación del 50.

Wikipedia, seguir leyendo...

http://es.wikipedia.org/wiki/Jaime_Gil_de_Biedma

Vídeos del Poema "No volveré a ser Joven".Cantan Miguel Poveda y Enrique Bumbury










Páginas sobre Jaime Gil de Biedma



http://amediavoz.com/gildebiedma.htm



Jaime Gil de Biedma. A media voz



http://www.poesia-inter.net/indexjgb.htm



Jaime Gil de Biedma



http://www.tsc.es/p&j/poesia/book/jgb.html



Jaime Gil de Biedma



http://www.tvcatalunya.com/aleph/2001/gilbiedma/



Jaime Gil de Biedma. TV Catalunya





lunes, 29 de agosto de 2011

Centro Andaluz de Flamenco. Jerez de la Frontera. Cádiz



Centro Andaluz de Flamenco.

Jerez de la Frontera. Cádiz.


El Centro Andaluz de Flamenco fué creado en Octubre de 1993, con los siguientes objetivos:


- La salvaguardia y promoción de los valores tradicionales de cuantas manifestaciones artísticas literarias y musicales sean exponentes del saber y sentir del pueblo andaluz, relacionados con los cantes, bailes y toques de guitarra del arte flamenco.

- La investigación, recuperación, enseñanza y divulgación de todos aquellos valores del más profundo acervo andaluz, mediante la organización de seminarios, cursos, mesas redondas y cuantos actos sirvan para a la difusión del flamenco; así como la edición de publicaciones especializadas, revistas de estudios y ensayos sobre el tema del flamenco.

- Reunir y conservar cuantos documentos, objetos y elementos estén relacionados con este arte, y en general libros y documentos históricos, reproducciones sonoras, fílmicas y literarias que sirvan para perpetuar la historia del flamenco como exponente del sentir y del saber del pueblo andaluz.
Los fondos del Centro Andaluz de Flamenco

Respondiendo a los objetivos de su creación, el Centro Andaluz de Flamenco constituye en la actualidad el mayor centro de documentación sobre este arte, a disposición de investigadores, estudiosos y aficionados al flamenco en general. Los diferentes documentos recogidos en el C.A.F., se encuentran incluidos en bases de datos, que pueden ser consultadas libremente por todos los estudiosos y aficionados a este arte.
Web del Centro Andaluz...
http://www.juntadeandalucia.es/cultura/centroandaluzflamenco/


Unidad Didáctica y materiales pedagógicos para una introducción al Flamenco...
http://www.juntadeandalucia.es/cultura/centroandaluzflamenco/



Pinturas: Las Tres gracias del Flamenco y "Flamenco" de Rafael Alberti

MALVALOCA" De Manolo Caracol, el Niño Gloria y la Paquera de Jerez pasando Camarón, Miguel Poveda y la Canelita, presente,pasaso y futuro del flamenco









domingo, 28 de agosto de 2011

Ángel González. "Me basta así...". Textos y autores claves de la Literatura Contemporánea Española.




Ángel González. "Me basta así...".



Textos y autores claves de la Literatura Contemporánea Española.


Ángel González.Poeta, catedrático y ensayista español nacido en Oviedo en 1922 y fallecido en 2008
Su poesía, llena de contrastes, discurre entre lo efímero y lo eterno, características que llevan al lector
a divagar y soñar en los temas del amor y de la vida.
Fue maestro nacional, licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y periodista por la Escuela Oficial
de Periodismo de Madrid. Enseñó Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque, USA,
habiendo sido profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas.
Miembro de la Real Academia Española.







Me basta así




Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.










sábado, 27 de agosto de 2011

Julio Cortázar. "Toco tu boca" Rayuela. Textos y autores claves de la Literatura Universal.



Julio Cortázar. "Toco tu boca". Rayuela.


Textos y autores claves de la Literatura Universal
Capítulo 7 (fragmento)


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo,
la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente,
mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Páginas sobre Julio Cortázar...


http://www.juliocortazar.com.ar/


http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Cortázar


http://www.juliocortazar.com.ar/obras.htmhttp://www.literatura.org/Cortazar/Cortazar.html


http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/cortazar/home.htm



lunes, 22 de agosto de 2011

Ibn Gabirol. Andaluces en la Historia


Ibn Gabirol. Andaluces en la Historia


Ibn Gabirol.Šelomoh ben Yehudah ibn Gabirol (hebreo: שלמה בן יהודה אבן גבירול), Sulaymān ibn Yaḥyà ibn Ŷabīrūl (árabe: سليمان بن يحيى بن جبيرول) para los árabes, o Avicebrón como era conocido por los latinos, fue un filósofo y poeta judío andalusí nacido en Málaga hacia 1021 y muerto en Valencia hacia 1058.[1] [2]

Hijo de una familia cordobesa que escapaba de las revueltas que dieron fin al califato cordobés —por lo que Ibn `Ezra e Ibn Zakkuto lo denominan al-qurtubi, es decir, «el cordobés», aunque él mismo se proclama en varios de sus poemas acrósticos al-malaquí, malagueño—, y huérfano desde muy joven, llegó a Zaragoza, donde fue criado y educado. Allí, su precoz genio poético le valió la protección del mecenas Yekuti`el ben Isaac, visir judío del rey Mundir II de la taifa de Zaragoza. Ibn Gabirol se refiere a Yequtiel ben Isaac como "príncipe", "nací de príncipes y soberanos" y "señor de los señores", y a él le dedica buena parte de sus más excelsos poemas...


Wikipedia


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sábado, 20 de agosto de 2011

Arabian Rock. Una Web para el Rock Andaluz.

Arabian Rock. Una Web para el Rock Andaluz.

El rock andaluz es una corriente o movimiento cultural que comenzó en Andalucía a finales de los años 60’s, década en la que se implantaron las bases americanas de Rota y Morón, cuyas emisoras comenzaron a emitir música rock e influyeron a los jóvenes músicos de aquellos años.

La música andaluza tenía por entonces necesidad de rock y éste surgió de forma espontánea como una expresión libre y variada, llena de influencias y calando intensamente en la juventud andaluza de aquellos años.

Entre los estilos fusionados se encontraban el rock, el flamenco, el blues, el rock sinfónico, el jazz, el folk, etc.

El rock andaluz alcanzó cotas muy importantes en un campo creativo sin precedentes en nuestra tierra con gran éxito de artistas surgidos desde muchos rincones.

Una matización a tener en cuenta es que no es rock andaluz sólo el que se hace en Andalucía, sino que hay mucho que ha sido creado desde fuera de nuestra comunidad, ya sea en el resto de España e incluso en otros países.

También se da el caso de músicos actuales que pertenecieron en su día a una formación de rock andaluz y posteriormente realizaron otros proyectos musicales sin conexión con este movimiento. A efectos de discografía y/o coleccionismo, esos trabajos aislados realizados se aceptan como parte del movimiento andaluz aunque nunca podrán ser considerados rock andaluz porque no lo son.

Igualmente, tampoco son considerados estilos englobados en el rock andaluz: la rumba, el folklore tradicional, el pop andaluz, el flamenco fusión, el rock puro y duro sin toques propios de la tierra o el flamenco que se interpretase sin fusionar con el rock progresivo.


Aún así, el rock andaluz tiene una libre interpretación como ocurre en tantos otros estilos o corrientes musicales. Según el oído de cada cual, una música puede estar más cercana o lejana a nuestra definición.

El movimiento decreció de forma considerable a mediados de los años 80’s, aunque sin llegar a desaparecer, ya que durante todos estos años han seguido surgiendo músicos que han mantenido viva la llama de este movimiento.



viernes, 19 de agosto de 2011

José Saramago y sus abuelos. Discurso de aceptación del Premio Nóbel de Literatura. 1,998


José Saramago y sus abuelos.

Discurso de aceptación del Premio Nóbel de Literatura. 1,998

El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo, llevando hasta el pasto la media docena de cerdas de cuya fertilidad se alimentaban él y la mujer. Vivían de esta escasez mis abuelos maternos, de la pequeña cría de cerdos que después del desmame eran vendidos a los vecinos de la aldea. Azinhaga era su nombre, en la provincia del Ribatejo.

Se llamaban Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha esos abuelos, y eran analfabetos uno y otro.

En el invierno, cuando el frío de la noche apretaba hasta el punto de que el agua de los cántaros se helaba dentro de la casa, recogían de las pocilgas a los lechones más débiles y se los llevaban a su cama. Debajo de las mantas ásperas, el calor de los humanos libraba a los animalillos de una muerte cierta. Aunque fuera gente de buen carácter, no era por primores de alma compasiva por lo que los dos viejos procedían así: lo que les preocupaba, sin sentimentalismos ni retóricas, era proteger su pan de cada día, con la naturalidad de quien, para mantener la vida, no aprendió a pensar mucho más de lo que es indispensable.

Ayudé muchas veces a éste mi abuelo Jerónimo en sus andanzas de pastor, cavé muchas veces la tierra del huerto anejo a la casa y corté leña para la lumbre, muchas veces, dando vueltas y vueltas a la gran rueda de hierro que accionaba la bomba, hice subir agua del pozo comunitario y la transporté al hombro, muchas veces, a escondidas de los guardas de las cosechas, fui con mi abuela, también de madrugada, pertrechados de rastrillo, paño y cuerda, a recoger en los rastrojos la paja suelta que después habría de servir para lecho del ganado. Y algunas veces, en noches calientes de verano, después de la cena, mi abuelo me decía: “José, hoy vamos a dormir los dos debajo de la higuera”. Había otras dos higueras, pero aquélla, ciertamente por ser la mayor, por ser la más antigua, por ser la de siempre, era, para todas las personas de la casa, la higuera. Más o menos por antonomasia, palabra erudita que sólo muchos años después acabaría conociendo y sabiendo lo que significaba. En medio de la paz nocturna, entre


las ramas altas del árbol, una estrella se me aparecía, y después, lentamente, se escondía detrás de una hoja, y, mirando en otra dirección, tal como un río corriendo en silencio por el cielo cóncavo, surgía la claridad traslúcida de la Vía Láctea, el camino de Santiago, como todavía le llamábamos en la aldea. Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba. Nunca supe si él se callaba cuando descubría que me había dormido, o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente le hacía en las pausas más demoradas que él, calculadamente, le introducía en el relato: “¿Y después?”. Tal vez repitiese las historias para sí mismo, quizá para no olvidarlas, quizá para enriquecerlas con peripecias nuevas. En
aquella edad mía y en aquel tiempo de todos nosotros, no será necesario decir que yo imaginaba que mi abuelo Jerónimo era señor de toda la ciencia del mundo. Cuando, con la primera luz de la mañana, el canto de los pájaros me despertaba, él ya no estaba allí, se había ido al campo con sus animales, dejándome dormir. Entonces me levantaba, doblaba la manta, y, descalzo (en la aldea anduve siempre descalzo hasta los catorce años), todavía con pajas enredadas en el pelo, pasaba de la parte cultivada del huerto a la otra, donde se encontraban las pocilgas, al lado de la casa. Mi abuela, ya en pie desde antes que mi abuelo, me ponía delante un tazón de café con trozos de pan y me preguntaba si había dormido bien. Si le contaba algún mal sueño nacido de las historias del abuelo, ella siempre me tranquilizaba: “No hagas caso, en sueños no hay firmeza”. Pensaba entonces que mi abuela, aunque también fuese una mujer muy sabia, no alcanzaba las alturas de mi abuelo, ése que, tumbado debajo de la higuera, con el nieto José al lado, era capaz de poner el universo en movimiento apenas con dos palabras.

Muchos años después, cuando mi abuelo ya se había ido de este mundo y yo era un hombre hecho, llegué a comprender que la abuela, también ella, creía en los sueños. Otra cosa no podría significar que, estando sentada una noche, ante la puerta de su pobre casa, donde entonces vivía sola, mirando las estrellas mayores y menores de encima de su cabeza, hubiese dicho estas palabras: “El mundo es tan bonito y yo tengo tanta pena de morir”. No dijo miedo de morir, dijo pena de morir, como si la vida de pesadilla y continuo trabajo que había sido la suya, en aquel momento casi final, estuviese recibiendo la gracia de una suprema y última despedida, el consuelo de la belleza revelada. Estaba sentada a la puerta de una casa, como no creo que haya habido alguna otra en el mundo, porque en ella vivió gente capaz de dormir con cerdos como si fuesen sus propios hijos, gente que tenía pena de irse de la vida sólo porque el mundo era bonito, gente, y ése fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver.



Muchos años después, escribiendo por primera vez sobre éste mi abuelo Jerónimo y ésta mi abuela Josefa (me ha faltado decir que ella había sido, según cuantos la conocieron de joven, de una belleza inusual), tuve conciencia de que estaba transformando las personas comunes que habían sido en personajes literarios y que ésa era, probablemente, la manera de no olvidarlos, dibujando y volviendo a dibujar sus rostros con el lápiz siempre cambiante del recuerdo, coloreando e iluminando la monotonía de un cotidiano opaco y sin horizontes, como quien va recreando sobre el inestable mapa de la memoria, la irrealidad sobrenatural del país en que decidió pasar a vivir. La misma actitud de espíritu que, después de haber evocado la fascinante y enigmática figura de un cierto bisabuelo berebere, me llevaría a describir más o menos en estos términos un viejo retrato (hoy ya con casi ochenta años) donde mis padres aparecen. “Están los dos de pie, bellos y jóvenes, de frente ante el fotógrafo, mostrando en el rostro una expresión de solemne gravedad que es tal vez temor delante de la cámara, en el instante en que el objetivo va a fijar de uno y del otro la imagen que nunca más volverán a tener, porque el día siguiente será implacablemente otro día.
Mi madre apoya el codo derecho en una alta columna y sostiene en la mano izquierda, caída a lo largo del cuerpo, una flor. Mi padre pasa el brazo por la espalda de mi madre y su mano callosa aparece sobre el hombro de ella como un ala. Ambos pisan tímidos una alfombra floreada. La tela que sirve de fondo postizo al retrato muestra unas difusas e incongruentes arquitecturas neoclásicas”. Y terminaba: “Tendría que llegar el día en que contaría estas cosas. Nada de esto tiene importancia a no ser para mí. Un abuelo berebere, llegando del norte de Africa, otro abuelo pastor de cerdos, una abuela maravillosamente bella, unos padres graves y hermosos, una flor en un retrato ¿qué otra genealogía puede importarme? ¿en qu?
? mejor árbol me apoyaría?”. Escribí estas palabras hace casi treinta años sin otra intención que no fuese reconstituir y registrar instantes de la vida de las personas que me engendraron y que estuvieron más cerca de mí, pensando que no necesitaría explicar nada más para que se supiese de dónde vengo y de qué materiales se hizo la persona que comencé siendo y ésta en que poco a poco me he convertido. Ahora descubro que estaba equivocado, la biología no determina todo y en cuanto a la genética, muy misteriosos habrán sido sus caminos para haber dado una vuelta tan larga. A mi árbol genealógico (perdóneseme la presunción de designarlo así, siendo tan menguada la sustancia de su savia) no le faltaban sólo algunas de aquellas ramas que el tiempo y los sucesivos encuentros de la vida van desgajando del tronco central. También le faltaba quien ayudase a sus raíces a penetrar hasta las capas subterráneas más profundas, quien apurase la consistencia y el sabor de sus frutos, quien ampliase y robusteciese su copa para hacer de ella abrigo de aves migratorias y amparo de nidos.

Al pintar a mis padres y a mis abuelos con tintas de literatura, transformándolos de las simples personas de carne y hueso que habían sido, en personajes nuevamente y de otro modo constructores de mi vida, estaba, sin darme cuenta, trazando el camino por donde los personajes que habría de inventar, los otros, los efectivamente literarios, fabricarían y traerían los materiales y las herramientas que, finalmente, en lo bueno y en lo menos bueno, en lo bastante y en lo insuficiente, en lo ganado y en lo perdido, en aquello que es defecto pero también en aquello que es exceso, acabarían haciendo de mí la persona en que hoy me reconozco: creador de esos personajes y al mismo tiempo criatura de ellos. En cierto sentido se podría decir que, letra a letra, palabra a palabra, página a página, libro a libro, he venido, sucesivamente, implantando en el hombre que fui los personajes que creé. Considero que sin ellos no sería la persona que hoy soy, sin ellos tal vez mi vida no hubiese logrado ser más que un esbozo impreciso, una promesa como tantas otras que de promesa no consiguieron pasar, la existencia de alguien que tal vez pudiese haber sido y no llegó a ser.

Comienzo del discurso de aceptación del Premio Nóbel de Literatura. Oslo 1.998 Seguir leyendo...


http://www.juliaardon.com/2006/04/discurso-de-aceptacion-del-premio-nobel-por-jose-saramago/
José de Sousa Saramago (Azinhaga, Santarém, Portugal, 16 de noviembre de 1922 - Tías, Lanzarote, España, 18 de junio de 2010) fue un escritor, novelista, poeta, periodista y dramaturgo portugués. En 1998 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura. La Academia Sueca destacó su capacidad para «volver comprensible una realidad huidiza, con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía». (Wikipedia)

José Saramago, páginas...

http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Saramago


http://www.josesaramago.org/


http://cuaderno.josesaramago.org/

http://saramago.blogspot.c/


http://www.epdlp.com/escritor.php?id=22




jueves, 18 de agosto de 2011

Bartolomé de las Casas. Andaluces en Las Historia


Bartolomé de las Casas. Andaluces en la Historia.


Bartolomé de las Casas (Sevilla 1474-Madrid 1566):


Hijo de encomendero. Entró en la orden de los dominicos en 1523. Mantuvo hasta el fin de sus días la pasión por la defensa de las poblaciones de Indias. Su obra Brevísima relación de la destrucción de Indias le dio gran fama. Este informe fue leído por él mismo en Valladolid, ante una comisión especial, con ideas que influyeron en la promulgación de las Leyes Nuevas de Indias, dictadas en 1542. Sus encendidos alegatos quizá sirvieron de base a la leyenda negra contra España. En los últimos años de su vida llegó a sentar el principio de indiscutible modernidad de que las riquezas obtenidas en América pertenecían a sus pueblos aborígenes.



Palabras de Fray Bartolomé de Las Casas:



"No y mil veces no, ¡paz en todas partes y para todos los hombres, paz sin diferencia de raza! Sólo existe un Dios, único y verdadero para todos los pueblos, indios, paganos, griegos y bárbaros. Por todos sufrió muerte y suplicio. Podéis estar seguros de que la conquista de estos territorios de ultramar fue una injusticia. ¡Os comportáis como los tiranos! Habéis procedido con violencia, lo habéis cubierto todo de sangre y fuego y habéis hecho esclavos, habéis ganado grandes botines y habéis robado la vida y la tierra a unos hombres que vivían aquí pacíficamente... ¿Creéis que Dios tiene preferencias por unos pueblos sobre los demás? ¿Creéis que a vosotros os ha favorecido con algo más que aquello que la generosa naturaleza concede a todos? ¿Acaso sería justo que todas las gracias del cielo y todos los tesoros de la tierra sólo a vosotros estuvieran destinados?" [...]



Páginas sobre Batolomé de las Casas...


Biografías de Bartolomé de las Casas









Obra de Bartolomé de las Casas





Páginas dedicadas a Bartolomé de las Casas







domingo, 14 de agosto de 2011

NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS. POR LA LECTURA. Jose Luis Sampedro.



POR LA LECTURA. Jose Luis Sampedro.
¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO EN BIBLIOTECAS!


Cuando yo era un muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D. Justo G. Escudero Lezamit.


A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un

despachito que le habían cedido, atendía su biblioteca circulante.


Era suya porque la había creado él
solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de alumnos.
Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la semana.


Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.
Muchos años después hice una visita a un bibliotequita de un pueblo
madrileño. No parecía haber sido muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de moqueta para sentarlos.
Al principio las madres acogieron la idea con simpatía porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando
regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final, pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.


Durante la espera, las madres curioseaban, cogían
algún libro, lo hojeaban y a veces también ellas quedaban prendadas.
Tiempo después me enteré de que la experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria les descubriera otros mundos.


Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran
hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una
empleada.


Con un carrito del supermercado cargado de libros donados,
paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de
cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres de entre los muchos ejemplos de tesón
bibliotecario, al enterarme de que resurge la amenaza del préstamo de pago.


Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso dicen- a los autores del desgaste del préstamo.


Me quedo confuso y no entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:


a) obtiene algo a cambio.
b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué obtiene una biblioteca pública, una vez pagada
la adquisición del libro para prestarlo? ¿O es que debe sermultada por cumplir con su misión, que es precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?
Por otro lado, ¿qué se les desgasta a los autores en la operación?.


¿Acaso dejaron de cobrar por el libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.


¿Venderán menos o les servirá de publicidad el
préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus productos?.

sábado, 13 de agosto de 2011

Gabriel Celaya. 100 años de su nacimiento



Gabriel Celaya. Educar








EDUCAR


Educar es lo mismo

que poner motor a una barca…

hay que medir, pesar, equilibrar…

… y poner todo en marcha.

Para eso,

uno tiene que llevar en el alma

un poco de marino…

un poco de pirata…

un poco de poeta…

y un kilo y medio de paciencia

concentrada.

Pero es consolador soñar

mientras uno trabaja,

que ese barco, ese niño

irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío

llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes,

hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día

esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá

nuestra bandera

enarbolada.

(Gabriel Celaya).



Enlaces

Página de Gabriel Celaya y otros enlaces... http://gabrielcelaya.com/


martes, 9 de agosto de 2011

Juan Rejano. Andaluces en La Historia. La Cultura española en el exilio

Juan Rejano. Andaluces en La Historia.
La Cultura española en el exilio


Juan Rejano Porras fue un escritor, poeta, periodista y tertuliano español, perteneciente a la generación del 27 que tuvo gran influencia en la cultura española y también en la hispanoameriacana.


Juan Rejano nació en Puente Genil (Córdoba, Andalucía) el 20 de octubre de 1903 y murió el 4 de julio de
1976 en México. Siente atracción por la música llegando a tocar el violín, más tarde en el año 1927, tras la guerra de Marruecos se traslada a Málaga, teniendo gran amistad con algunos escritores destacando Manuel Altolaguirre, León Felipe y Pedro Garfias, entre otros. Colaboró en diferentes revistas como El Litoral, El Estudiante, Postguerra, La Gaceta Literaria y Nueva España. Durante la guerra siguió ejerciendo el periodismo en la zona republicana En 1939, el exilio primero en Francia, por breve tiempo.



En México dirigió la célebre sección cultural de el diario El Nacional, donde promovió a un grupo de jóvenes que serían una de las generaciónes más brillantes de escritores y periodistas culturales en México, entre ellos Xorge del Campo, Juan Cervera Sanchís, José Luis Colín, Alfredo Cardona Peña, Jesús Luis Benítez, Otto-Raúl González, Roberto López Moreno, Leticia Ocharán, René Avilés Fabila y muchos otros.


Difundió con dignidad y decoro los valores de la cultura española e hispanoamericana, cosa que también llevó a cabo por medio de cursos especiales sobre literatura en algunas universidades mexicanas y en multitud de conferencias en centros de carácter cultural. El maestro Rejano murió en México, preparando su regreso a España.


Wikipedia...


http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Rejano



AL MORIR EL POETA MIGUEL HERNÁNDEZ
(1942)
DOS TIEMPOS DE LLANTO
1
Como un terrón que escapa del surco hacia los cielos,
cargado de asperezas y fragancias,
apareciste, hermano.

Contigo se elevaron la espiga y la paloma,
el íntimo perfume del romero,
el balido inocente de la oveja más tierna.

Te recuerdo invadido de rumores
como un olivar triste,
con la frente combada hacia la aurora
y un clavel horadándote las manos.
Te recuerdo de miel y espino seco.

En tus abarcas de pastor llevabas
todo el rocío virgen, todo el fuego
increado del alba;
en tu zamarra un áspero rumor de encinas graves
y más adentro,
sobre tu corazón, la voz del río
donde, embriagado ruiseñor, creciste.

Oh, cantor milagroso de la ternura agreste,
un mastín te guardaba la osamenta
y a la puerta encrespada de tus venas
suspiraba una alondra.

Eras una raíz tan amorosa,
erguida con tal furia entre los hombres,
que se te oía correr la sangre hermosa
como un galope de caballos jóvenes
sujetos por un freno de alhelíes.


Un temblor de amapolas y trigales maduros
se asomaba a tus ojos
y una violenta sed te rodeaba,
una sed escondida
en los siglos de llanto,
en el hombre, en la piedra, en las retamas
que a nuestros campos dieron
su inmemorial tristeza.

Tierra tú mismo te nombraste, tierra,
y de la tierra fuiste a despertar al pueblo,
a ceñirle coronas,
a restañarle heridas
cuando la soledad y la agonía
como rosas de espanto a su sien se asomaban.

Ay, tu gloria fue entonces,
tus matinales nupcias con lo eterno.
Nadie puede decir cuándo morimos
para nacer al alba perdurable,
pero en aquella unión de sangre y tierra
te brotaron entrañas en la entraña,
alas crecieron de la pana honrada
que tu cuerpo vestía,
y tu canción se alzó sobre la muerte,
heroica, deslumbrante,
porque a la muerte misma se ofrendaba.

Solitario cabrero del verbo apasionado,
allí sigues viviendo, en ese instante
conmovido respiras,
sueñas,
cantas.

No has muerto, no pudieron
matarle los que a golpes de rencor te mataron.
La tierra no perece, y tú eres tierra,
toda la noble tierra de España que ahora cubre
tantos sueños tronchados.

Tú eres, niño de fuego, la esperanza.

2
Como un lucero herido que a la tierra desciende
después de dar su luz al mundo ciego,
partiste hacia las sombras.

Mírame aquí cantando con mis lágrimas
tu ausencia irreparable,
los enlutados ecos de tu canto.

Entre mis manos guardo su fulgor que no cesa :

España, tu gemido de fruto desangrado.

Juan Rejano 1942. (Tambien en el Nacional el 29-XI-42, en "Libro de los homenajes" 1961, y otras ediciones)