viernes, 9 de septiembre de 2011

Miguel Delibes. Textos y Autores claves de la Literatura Española



Hacia un mundo nuevo.

Un mundo que agoniza. Miguel Delibes

A mi juicio, el primer paso para cambiar la actual tendencia del desarrollo, y, en consecuencia, de preservar la integridad del Hombre y de la Naturaleza, radica en ensanchar la conciencia moral universal. Esta conciencia moral universal, fue, por encima del dinero y de los intereses políticos, la que detuvo la intervención americana en el Vietnam y la que viene exigiendo juego limpio en no pocos lugares de la Tierra. Esta conciencia, que encarno preferentemente en un amplio sector de la juventud que ha heredado un mundo sucio en no pocos aspectos, justifica mi esperanza...

...A mi entender únicamenteun hombre nuevo. -humano, imaginativo, geeneroso- sobre un entramado social nuevo, sería capaz de afrntar, con alguna probabilidad de éxito, un programa restaurador y de encauzar los conocimientos actuales hacia la consecución de una sociedad estable.

Lo que es evidente es que a estas alturas, si queremos conservar la vida, hay que cambiarla..

Miguel Delibes. Un mundo que agoniza.

Miguel Delibes

Miguel Delibes Setién (Valladolid, 17 de octubre de 1920 - Ibídem, 12 de marzo de 2010)[1] fue un novelista español y miembro de la Real Academia Española desde 1975 hasta su muerte, ocupando el sillón "e". Licenciado en Comercio, comenzó su carrera como columnista y posterior periodista de El Norte de Castilla, periódico que llegó a dirigir, para pasar de forma gradual a dedicarse enteramente a la novela.
Wikipedia...



Sobre la novela: "La novela es un intento de exploración del corazón humano a partir de una idea que es casi siempre la misma contada con diferente entorno."

Delibes siempre comprometido con sus principios: "Mi vida de escritor no sería como es si no se apoyase en un fondo moral inalterable. Ética y estética se han dado la mano en todos los aspectos de mi vida."

Páginas sobre Miguel Delibes...



"Comprendía Daniel, el Mochuelo, que ya no le sería fácil dormirse. Su cabeza, desbocada hacia los recuerdos, en una febril excitación, era un hervidero apasionado, sin un momento de reposo. Y lo malo era que al día siguiente habría de madrugar para tomar el rápido que le condujese a la ciudad. Pero no podía evitarlo. No era Daniel, el Mochuelo, quien llamaba a las cosas y al valle, sino las cosas quienes se le imponían, envolviéndole en sus rumores vitales, en sus afanes ímprobos, en los nimios y múltiples detalles de cada día.


Por la ventana abierta, frente a su camastro quejumbroso, divisaba la Creta del Pico Rando, hincándose en la panza estrellada del cielo. El Pico Rando asumía de noche una tonalidad mate y tenebrosa. Mandaba en el valle esta noche como había mandado en él a lo largo de sus once años, como mandaba en Daniel, el Mochuelo, y Germán, el Tiñoso, su amigo Roque, el Moñigo. La pequeña historia del valle se reconstruía ante su mirada interna, ante los ojos de su alma, y los silbidos distantes de los trenes, los soñolientos mugidos de las vacas, los gritos lúgubres de los sapos bajo las piedras, los aromas húmedos y difusos de la tierra avivaban su nostalgia, ponían en sus recuerdos una nota de palpitante realidad."

Miguel Delibes, El camino



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